lunes, 6 de mayo de 2013

Vida Escolar de Nemu Kurotsuchi

Capitulo 7:

Para mi suerte la estación de Shibuya no estaba muy lejos de mi casa, solamente a unas 10 calles, que con el buen clima que nos tocaba, no tenía ningún tipo de problema en caminar.
4 de la tarde llegué a mi casa, evidentemente mi padre no estaba, los platos estaban sin lavar y el periódico sobre la mesa. Limpié lo más rápido que pude, busqué algo para cocinar así ya le dejaba la cena lista a mi padre y me interné en mi habitación buscando qué podría ponerme.
Vestidos? No me gustaban. Faldas? Hacía un poco de frío para faldas. Definitivamente un pantalón de jean. Zapatos? No, no soportaría los tacos tanto tiempo. Zapatillas estarían bien. Una camiseta blanca pegada al cuerpo quedaría bien. Nunca fui de preocuparme mucho mi producción, pero hoy la situación daba para preocuparse.
16:46- Fui al baño para verme, delinearme un poco mis ojos verdes, y lavar mis dientes. No iba a comer, tenía un nudo en el estómago. 
Arreglé mi cabello y volví a mi habitación, prendí la computadora para ver si estaba conectado, lo cual dudaba.
Pero para mi sorpresa, allí estaba, conectado desde su celular. 
No iba a hablarle, iba a ser muy molesta para mi gusto.
16:58.- El tiempo pasaba lento. Creo que estaba muy ansiosa y las ansias siempre jugaban en mi contra.
Me distraje mirando una serie que justo estaban pasando por la televisión, cuando quise darme cuenta el reloj marcaba las 17:28, era hora de partir.
Me tomó 15 minutos llegar a destino, caminé mucho más lento de lo que estaba acostumbrada. Y al llegar ahí lo vi a él… fumando un cigarrillo parado frente a una fuente con una moneda en la mano la cual tiro mientras me acercaba.
-Ho-hola profesor.- Dije en voz baja
Se ve que mi sorpresa lo sobresaltó, me miró de abajo hacia arriba y me sonrió
-Hola Kurotsuchi.- Contestó
-No sabía que usted le pedía deseos a las fuentes, ¿de verdad cree en eso?.- Pregunté
-Claro, si mi deseo ya fue cumplido.-
-¿Y cuál es si se puede saber?.-
Se acercó a darme un beso en la mejilla, lo cual hizo que me sonrojase como nunca me pasó antes, para separarse un poco y decirme al oído.
-Que hoy vinieras a pasar la tarde conmigo.




Créditos Adicionales: Lucia Tercic

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